miércoles, 22 de enero de 2014

Cartas a mi hija de F. Scott Fitzgerald (Alpha Decay). -HAY EJEMPLARES-.





Escuchen ahora atentamente a mi padre. Porque da buenos consejos y estoy segura de que, sino hubiera sido mi padre, a quien amé tanto, ahora sería la mujer más cultivada, atractiva, exitosa e inmaculada sobre la faz de la tierra.

Hablar de Scott es complicado, siempre es complicado. Unos podrán tomarlo como ejemplo e inspiración, otros defenderán sus obras como grandes libros de la literatura no sólo americana, sino, internacional. Otros tantos sólo mencionarán su faceta de alcohólico, lo tacharán de un ser talentoso, que sin embargo, no supo controlar sus múltiples vicios y murió en el olvido, como Hemingway, por ejemplo.
Fitzgerald, siempre será un debate. Pero, ¿qué pasa cuando quien habla de el, es su hija?.  Debe de ser complicado convivir con un padre alcohólico, un padre quien todos tachan de gran escritor y ese gran escritor casi no tiene tiempo para ti. Como hijo de el, recuerdas que en sus épocas de gloria tuviste la oportunidad de malgastar toda la fortuna que sus libros pudieron haber creado, tu madre esta loca, o al menos eso dice tu circulo social y puedes confirmarlo por que esta en un centro psiquiátrico.  Ahora a tu padre le cuesta ganar dinero, convives poco con él y tu comunicación es por vía de misivas.  Bien, esta es la vida de la pequeña Scottie Fitzgerald que construyó en ella y su padre un muro invisible, no por falta de amor, sino, por supervivencia. El libro que hoy menciono Cartas a mi hija de Scott Fitzgerald, es la colección de cartas que Scott envió a su hija, “ En mi próxima reencarnación es posible que no me apetezca volver a ser la hija de un Escritor Famoso”, menciona Scottie en el prologo.
Hablar de su padre siempre fue difícil, podemos darnos cuenta de esto en el prologo que nos regala.  A lo largo de las cartas que Scott le envía podemos notar a leguas de que no la paso fácil,  sin embargo, la pequeña Scottie es capaz de hablar con tanta ternura de su padre, cada una de las misivas que Scott envía  nos relata pasajes personales de su padre, del gran escritor “ No soy una persona sentimental, pero una vez, hace unos años, cuando entré en una librería de un pueblo perdido y vi todo un anaquel con títulos de F.Scott Fitzgerald, tan cómodamente instalados como si fueran las obras de Shakespeare, me eché a llorar”. Scott sufría el deterioro de su carrera, el alcohol, las deudas y el fracaso empezaban a mermar su vida, mientras tanto, él escribía hermosas cartas a sus hija, donde le hablaba de la vida, la animaba a leer y escribir, tratando que ella fuera mejor persona de la que él fue.
Son cartas breves, muchos consejos buenos, algunos regaños, puede que no estén dedicados al lector, pero les aseguro que algo aprenderán.

Frases:

·      En la vida, sólo creo en las recompensas por las virtud y en los castigos por no cumplir tus obligaciones, que sin duda se pagan caros.

·      Para evitar estos golpes casi te diría que es necesario encajarlos primero, para así llegar a comprender que los demás también tiene su amor propio.

·      Yo no aprendí hasta los quince años que en el mundo vivían otras personas aparte de mí, y lo pagué muy caro.

·      No usaste la cabeza, ni siquiera el trocito más pequeño para pensar en lo que ellos estarían pensando, ni tampoco ¡para ayudarles!.

·      Claro que es difícil. Cualquier cosa que valga la pena lo es y sabes que no te hemos criado entre algodones, ¿o es que de pronto has pensado dejarme en la estacada?
·      Por eso creo que hay que acepta la tristeza, la tragedia del mundo en que vivimos, con una cierta alegría.

·      Quiero que conozcas ciertos principios científicos básicos y creo que es imposible que los aprendas si no has avanzado en las matemáticas.

·      Eres una niña pobre y si no te gusta pensarlo, pregúntamelo.

·      Tu libertad depende enteramente de lo bien que estudies y nada más. El talento más buscado por aquí es aquel que no abandona el barco a las primeras de cambio.

·      Por favor, trabaja, y aprovechas tus mejores horas para trabajar.

·      Recibir formación universitaria exige ciertos pequeños sacrificios, de lo contrario no tendría ningún valor ir a la universidad.

·      Tienes que mostrar cierta cortesía ante la ideas.

·      Cuando el mundo material nos atrapa, ni una persona entre diez mil encuentra el tiempo necesario para formarse un gusto literario, para examinar por su cuenta la validez de los conceptos filosóficos o para formarse lo que podría llamar, a falta de una frase mejor, el sentido sabio y trágico de la vida.

·      Escribir bien es como nadar bajo el agua y aguantar la respiración.

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