lunes, 14 de septiembre de 2015

Nota en Página/12




CULTURA › OPINION


De livros y libros

 Por Claudia Piñeiro *

Fui por primera vez a la Bienal del Libro de Río de Janeiro en 2007. O “Livro”, para hacerle honor al idioma del país organizador. Porque eso, el idioma, es tal vez el principal obstáculo para conocer más autores contemporáneos de un país que nos queda tan cerca, que queremos tanto y con el que mantenemos un diálogo mucho más aceitado en otras disciplinas artísticas, como por ejemplo la música. Y viceversa. Más allá de autores consagrados como Jorge Amado o Clarice Lispector (de los que no faltan ejemplares en nuestras librerías), hay otros autores a los que nos cuesta llegar. En ese sentido, valoro iniciativas que aportaron para mejorar el intercambio. De hecho, esta invitación a la Bienal 2015. Pero antes hubo otros aportes. En el campo de lo institucional: el Programa Sur para subsidios a traducciones; el Filba 2011, que fue dedicado a Brasil; la Feria del libro 2014, que tuvo como ciudad invitada a San Pablo. En el campo editorial: la antología Terriblemente felices, nueva narrativa brasileña, Emecé 2007; Cuentos en tránsito o Contos em transito, Alfaguara 2014, antologías en espejo, en Brasil con autores argentinos y en Argentina con autores brasileños; o la interesante novela De ganados y de hombres, de Ana Paula Maia, Eterna Cadencia 2015. Cabe destacar, porque es la barrera a derribar, que tanto la traducción de Terriblemente felices como la de De ganados y de hombres, es de Cristian De Nápoli.
En aquel 2007 no éramos el país invitado, pero al menos estábamos allí tres argentinos: Fogwill, Washington Cucurto y yo. Era una de las primeras veces que la Bienal se hacía en RioCentro, en las afueras, lejos de la playa y de los bares por donde alguna vez se paseó la Garota de Ipanema. El hotel sí estaba frente a la playa, en barra de Tijuca, y todas las mañanas, antes de desayunar, Fogwill iba a nadar a ese mar. Creo que los tres, cada uno a nuestro modo, nos sentimos algo raros. No por la literatura, ni por los autores brasileños que habíamos leído y los que no. No estábamos acostumbrados a ferias organizadas con tanto dinero. La ley de mecenazgo brasileña permite que las empresas inviertan en eventos culturales elegidos a discreción y sin mayores trabas, inversión que luego desgravarán. Y ese aporte se notó en el hotel de lujo en que nos hospedaron, en la oficina de autores de la feria donde nunca faltó nada, en la fiesta de inauguración en el Hotel Copacabana Palace adonde, en medio de mujeres vestidas de largo y hombres de impecable traje, fuimos los tres con nuestro mejor “elegante sport”.
Me traigo de aquella feria el contacto con los lectores brasileños, las charlas con Fogwill acerca de Las teorías salvajes de Pola Oloixarac (que habíamos leído en manuscrito), la simpatía de Cucurto, y un ejemplar de Los Pichiciegos firmado por su autor. Lamentablemente, no pude traer libros de nuevos autores brasileños porque estaban escritos en portugués.
* Escritora.

jueves, 5 de marzo de 2015

'Ni puedo ni quiero', de Lydia Davis -Eterna Cadencia-

En estos relatos, Lydia Davis reafirma su maestría narrativa. Alternando historias breves -a veces de dos líneas- con otras más extensas, consigue un efecto embriagador. Como en un truco de magia, y por obra de su prosa siempre punzante, unos calcetines perdidos, una pequeña caja de chocolates, un trozo de pescado o los electrodomésticos de una casa se transforman en algo radicalmente nuevo, que deja ver esa grieta por la que se filtra el drama, la ansiedad y la ironía de la vida cotidiana, la preocupación por la muerte, el envejecimiento y el dolor. 
Ingenio, humor y una extraña belleza en una colección de relatos que retrata la realidad como un collage, donde el orden lo da el lenguaje y el estilo finamente trabajado. Un libro extraordinario de una de las mentes más brillantes e inquietantes de la literatura norteamericana actual. 

"La próxima vez que salga un libro de Lydia Davis, allí estaré para devorármelo. Cuando lo termine, me sentiré vacío. Luego,esperaré ansioso el próximo"Dwight Garner, The New York Times
" Ni puedo ni quiero es el libro de relatos más revolucionario escrito por un escritor norteamericano en los últimos 25 años" The Boston Globe

Una historia de salames robados
El propietario italiano de la casa de mi hijo en Brooklyn tenía un cobertizo en el fondo del terreno, donde curaba y ahumaba salames. Una noche, en medio de una ola de vandalismo mezquino y robos, rompieron el cobertizo y se robaron los salames. Mi hijo le contó al propietario al día siguiente, compadeciéndose por las salchichas robadas. El propietario se mostró resignado y filosófico, pero lo corrigió: "No eran salchichas. Eran salames". Después el incidente apareció en una de las revistas más prominentes de la ciudad como un incidente urbano gracioso y colorido. En el artículo, el periodista llamó a los bienes robados "salchichas". Mi hijo le mostró el artículo al propietario, que no se había enterado de la publicación. El propietario se mostró interesado y complacido de que a la revista le hubiera parecido apropiado reportar el incidente, pero agregó: "No eran salchichas. Eran salames".